EL NUEVO LIBRO DE JORGE LUIS PERALTA: UN PROFUNDO ESTUDIO SOBRE LOS ESPACIOS DISIDENTES

15 de junio, 2022

Jorge Luis Peralta es profesor y licenciado en Letras por la Universidad Nacional de Cuyo y doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus áreas de investigación son la literatura y cultura argentinas e hispanoamericanas, los estudios gais y lesbianos y las teorías queer. Recientemente acaba de publicar en Argentina La ciudad amoral. Espacio urbano y disidencia sexual en Renato Pellegrini y Carlos Correas por la editorial universitaria Eduvin y de eso charlamos con él. La ciudad amoral: Espacio urbano y disidencia sexual en Renato Pellegrini y Carlos Correas es un libro imprescindible para cualquier persona que se interese por las disidencias, sobre todo por conocer la apropiación de los espacios públicos de los homosexuales u amorales, como nos llamaban en otros tiempos, dada la clandestinidad en la que se vivía nuestra orientación sexual por los años 50 del siglo pasado.

Es un placer leer el libro, desde todos los aspectos, ya sea por el contenido, que resulta claro, revelador y preciso, hasta la calidad de las hojas, el tamaño de la letra, es un libro hermoso (que me gusta llevarlo como un objeto fetiche por todas partes, bares, plazas, el living de mi casa, el patio). ¿Cuánto tiempo te llevó hacerlo?

Este libro es una reelaboración de una parte de mi tesis doctoral, que hice en España bajo la dirección de Rafael Mérida Jiménez, referente de los estudios LGTBIQ+. Yo ya había publicado otro libro que derivó de la tesis, titulado Paisajes de varones. Genealogías del homoerotismo en la literatura argentina (2017). Ahí hacía un recorrido en torno a los cruces entre espacio y homoerotismo en la literatura argentina durante la primera mitad del siglo XX. La ciudad amoral, en cambio, se centra solo en dos autores, Renato Pellegrini y Carlos Correas, que como intento demostrar fueron los que marcaron un punto de inflexión en la representación de la homosexualidad en la literatura de nuestro país, y de Latinoamérica si ampliamos el campo de visión. El libro estaba listo para ser editado hace bastante tiempo, pero por problemas de agenda de la editorial se fue demorando, y a eso hay que sumarle la pandemia. En cualquier caso es el resultado de una investigación de varios años.

¿Cuáles fueron los temas que más te gustaron escribir y cuáles los que te costaron más, y por qué?

Cuando yo empecé esta investigación, la verdad es que no sabía a dónde me iba a llevar. Mi idea original era hacer una tesis sobre literatura argentina gay a partir de los años 70. Pero por el camino fui descubriendo otros textos y me di cuenta de que había una gran cantidad de autores y obras que habían quedado olvidados. Tal vez no eran grandes autores o grandes obras, pero me pareció que merecía la pena revisitarlos. Y fue así como cada vez me fui alejando más en el tiempo, al punto de que la tesis empieza con textos de finales del siglo XIX. Me entusiasmó mucho entonces esa tarea de rescate, casi de arqueología de textos marginales, una línea que he seguido desarrollando después. Y me gustó escribir sobre las posibilidades de resistencia y de subversión, porque tendemos a leer el pasado “gay” siempre en términos de sufrimiento, opresión, homofobia, trauma. Y eso está, pero también hay muchas y muy sutiles formas de resistir, de desear, de contradecir las normas tanto de la sociedad como de la literatura. En cuanto a lo que me costó, diría que fue escribir sobre sujetos y textos ubicados en otras coordenadas espaciotemporales. Está siempre la tentación de proyectar nuestras ideas y conceptos sobre el pasado. Y entonces hay que tener mucho cuidado, y además de teoría sobre género y sexualidad hay que leer historia, sociología, antropología. No podés acercarte al pasado desde una única disciplina.

El concepto de “cronotopías homosexuales” resulta muy clarificador y atractivo para escanear nuestra historia ¿es una creación tuya o lo tomaste de otrx autorx?

El cronotopo es un concepto clásico de Bajtín. Lo que hice fue reelaborarlo y adaptarlo para leer los textos de Pellegrini y Correas. Es un eso mucho más acotado y específico del cronotopo original, a través del cual Bajtín explica la formación de grandes géneros literarios históricos. Mi objetivo, muchísimo más modesto, era intentar explicar por qué surgen en ese momento y en ese lugar -la ciudad de Buenos Aires en los años 50- una serie de textos que comparten rasgos genéricos, argumentales y temáticos. El hecho de que sea en ese contexto urbano donde se consolida una subcultura homosexual -como demuestran diversas investigaciones historiográficas- explica por qué, simultáneamente, empiezan a aflorar en la literatura representaciones de disidencia sexogenérica cada vez más explícitas y contundentes.

¿Cómo llegaste a las Ediciones Tirso? ¿Pudiste ver la colección completa?

Mi historia con Tirso se remonta a principios de los años 2000, cuando estudiaba Letras en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. En esa época leía mucho a André Gide y me llamó la atención que en los libro suyos publicados por Tirso se mencionaran otros títulos de autores homosexuales, como Marcel Jouhandeau o Julien Green. Empecé a sospechar que ahí había algo “raro”. Mucho tiempo después, ya embarcado en la tesis doctoral, investigué sobre Tirso y descubrí que, efectivamente, había sido la primera editorial argentina -y latinoamericana- en tener una línea editorial específicamente homoerótica. Compré todos los libros que pude conseguir y reconstruí el catálogo. Después, en 2017, tuve la suerte de poder contactar con Anteo Savi, que había sido uno de los creadores de la editorial junto con Abelardo Arias, su pareja, y Renato Pellegrini. Gracias a ese contacto Savi donó a la Biblioteca Nacional todos los materiales que conservaba de Tirso. Hay algunos libros que no he podido leer -porque Tirso publicaba también poesía, teatro y ciencia ficción-, pero todos los de temática “gay” los he consultado y/o los tengo. Me parece que es muy importante reivindicar Tirso. Se habla mucho de Sur -incluso se hizo un congreso sobre lo queer en esa editorial y revista- pero casi nada de Tirso, que fue mucho más audaz.

Además de los libros Siranger y Asfalto de Renato Pellegrini, que trabajas muy bien en el capítulo 2 del libro, ¿hay otro autor de esa colección que tenga la fuerza y la espontaneidad de este autor?

La verdad que no. Pellegrini es el más interesante y el más “moderno”. Hay una obra de teatro rarísima, Un dios para Lesbia, de Raúl Horacio Burzaco, y una novela de Diego Baracchini que se llama La boca sobre el mármol; ambos tocan, más o menos lateralmente, el tema lésbico y homosexual, respectivamente, pero no han pasado muy bien la prueba del tiempo. Quizá lo más interesante sea el poemario Los techos (1959), de Héctor Miguel Ángeli, uno de los primeros autores que escribió poesía homoerótica en Argentina. En la antología que hemos compilado con Enzo Cárcano, La lira marica, se pueden leer algunos poemas de este autor. Y también vale la pena la obra de teatro “Ser un hombre como tú” (1957), de Juan Arias, el hermano de Abelardo, fundador de Tirso. Es una obra ambientada en Mendoza, sobre dos hermanos, uno de ellos homosexual y el otro terriblemente homofóbico. Contra lo que puede parecer es una obra que quiere mostrar hasta dónde puede llegar el odio hacia los que no encajan en la norma, ya que el hermano “macho” prácticamente obliga al otro a suicidarse. Es un poco como Los invertidos de González Castillo pero en un escenario provinciano.

Es increíble el paralelismo entre Correas y Pellegrini… Ambos tuvieron una condena en suspenso y los dos dejaron de escribir durante mucho tiempo, y si no recuerdo mal los dos intentaron –afortunadamente sin éxito- una reconversión a la heterosexualidad…

Eran totalmente distintos pero tuvieron una trayectoria similar con respecto a la censura, que los afectó mucho. Tardaron décadas en volver a publicar. Con respecto a si se “reconvirtieron” a la heterosexualidad, no sé si sería la descripción adecuada. La vida de Pellegrini entre 1967 y los años 90 es un misterio. Sabemos que se casó y muy poco más (pero ese casamiento no tiene por qué haber supuesto que dejara de lado sus relaciones con hombres…). Correas se casó también, pero uno de sus últimos textos, “Él y ella”, es sobre sus relaciones con una chica trans. Tal vez la cuestión pasa porque no podemos acercarnos a las vidas de estos autores desde nuestros parámetros actuales de género y sexualidad. La reivindicación de Correas de la homosexualidad como el “Mal”, en la línea de Jean Genet, no tiene de hecho ninguna relación con una reivindicación positiva, era por el contrario un deseo de celebrar lo marginal, de elegir voluntariamente estar por fuera de las normas, incluso de las normas “homosexuales”.

Otro aspecto en el que lamentablemente han coincidido Correas y Pellegrini es que se han perdido sus papeles. En el caso de Correas nunca se pudo encontrar su diario íntimo, que llevó a lo largo de décadas, y en el caso de Renato, las personas que lo cuidaban tiraron sus papeles a la basura. Algo se pudo recuperar y creo que pronto habrá noticias al respecto, pero es tristísimo que se pierdan archivos tan valiosos y necesarios como estos.

Fuiste un afortunado en entrevistar a Renato Pellegrini. ¿Qué te quedó de esos encuentros? ¿Cómo lo retratarías a él, dado que no se conoce casi nada de él?

Fue emocionante conocerlo. Ya en ese momento era muy difícil llegar a Renato, porque había una mujer que lo cuidaba y si le decías que querías hablar del tema homosexual, no te contestaba más. Lo hizo posible Osvaldo Sabino, que era amigo de Renato y quien renovó el interés por su obra al escribir una reseña bio-bibliográfica para una enciclopedia de literatura gay y lésbica que se publicó en Estados Unidos en 1994. El encuentro fue en 2010, Pellegrini estaba ya muy mayor y con problemas de salud. Te confieso que tengo la grabación de parte de esa charla pero nunca la pasé en limpio, es una tarea pendiente. Lo recuerdo muy frágil. De muchas cosas ya no se acordaba. Cuando años después entrevisté a Savi pasó un poco lo mismo, además eran reacios a hablar de ciertos temas. Eran señores de otra generación, muy reservados. Vivieron bajo otros códigos. Pero en todo caso fue hermoso poder conocerlos y recuperar parte de su historia.

Después de este exhaustivo, ameno y profundo estudio de los espacios apropiados por la disidencia sexual ¿cómo mirás nuestro tiempo donde las coordenadas temporales son otras y la ciudad también es otra?

La ciudad sigue un espacio más receptivo, en general, a las sexualidades disidentes, pero ya no hace falta “apropiársela”. Las cosas empezaron a cambiar a partir de los años 80 con los bares y discotecas de ambiente, y el otro gran cambio fueron, por supuesto, Internet y las redes sociales. Son otras las maneras de relacionarse, de habitar el espacio. Por supuesto que las ciudades son todavía mayoritariamente “heterosexuales”, pero hay diferencias enormes con el periodo que yo estudio. Ahora hay homofobia -lo vemos incluso en ciudades que son conocidas como mecas de lo gay, por ejemplo Barcelona- pero también lugares “friendly”, o espacios abiertamente disidentes. No creo que se puedan idealizar ni el pasado ni el presente, antes había persecución pero más horizontalidad en las relaciones, y ahora en cambio todo está muy jerarquizado, delimitado, por apariencia física, edad, estatus socioeconómico, hasta por rol sexual. Y lo “LGTB”, e incluso lo “queer”, han sido devorados por la máquina neoliberal. Paradójicamente hay más libertades pero otro tipo de limitaciones. Son las contradicciones del capitalismo. En todo caso, sería un error pensar que porque tenemos, en algunos países, leyes avanzadas sobre género y sexualidad, está todo resuelto. Al contrario: el recrudecimiento de la extrema derecha, cada vez más generalizado, es una prueba de que se puede volver atrás en cualquier momento.

Sobre Jorge Luis Peralta

Ha sido profesor en la Universidad Nacional de La Pampa y en UNIBA (Centro Universitario Internacional de Barcelona). Actualmente trabaja en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia). Es autor de Paisajes de varones. Genealogías del homoerotismo en la literatura argentina (2017) y de La ciudad amoral. Espacio urbano y disidencia sexual en Renato Pellegrini y Carlos Correas (2021); editor de Antes del orgullo. Recuperando la memoria gay (2019) y compilador, junto con Enzo Cárcano, de La lira marica. Una antología de poesía homoerótica argentina (2022). Coeditó, con Rafael M. Mérida, Las masculinidades en la Transición (2015), Memorias, identidades y experiencias trans (2015) y Palabras para una tribu. Estudios sobre argot gay en Argentina, España y México (2020) y, en colaboración con José Maristany, Cuerpos minados. Masculinidades en Argentina (2017).

Archivos