Random nuevo disco de Charly García y pequeñas anécdotas y reflexiones sobre las instituciones

Vive rápido, prendete fuego, muere joven y deja un bonito cadáver


Charly García acaba de sacar un nuevo disco, Random, después de 7 años. Volvió a su departamento de Barrio Norte y se lo volvió a ver paseando en limosnee tan flaco como años atrás. Se habla mucho de su salud pero poco y nada de su derecho a volver a encender La máquina de ser feliz (así es el nombre del primer corte de difusión).

Poco y nada se sabe, ahora, acerca de la vida íntima de Charly, cuando hasta hace unos 10 años atrás teníamos noticias hasta del color de sabanas que usaba. Nos ponemos a reflexionar sobre su vida a raíz de la salida de su nuevo disco, después de 7 años, llamado Random. Charly, siempre moderno y vanguardista, que se apropió de la música pop cuando era mal vista por los críticos vernáculos y arcaicos que seguían pegados a “la música para escuchar” y criticaban a la que fuese bailable; otra época, otras voces, otros ámbitos, diría Truman Capote. Lo cierto es que Charly llego lejos, muy lejos, siempre en la cresta de la ola hasta que llegó Internet, y fue esta herramienta la que le puso un freno a su carrera y todo se empezó a desmoronar. Charly entendía “todo”, pero su límite fue cuando dejó de vender los “fetichistas” discos (cds), que él sigue comprando y coleccionado en formato vinilo, porque ahora la mayoría del público escucha música desde la web (YouTube, Soptify y teléfonos inteligentes). Kill gil tardó años en salir cuando ya estaba subido a la web, y la obra siguió teniendo mutaciones hasta que, como decía Borges, tenía que publicar para no pasarse la vida corrigiendo el texto. Los nuevos temas de Charly, al principio parecen sorprender, sobre todo por su voz procesada y lamida, pero después cae en un formato esperado y poco vanguardista como La máquina de ser feliz, que deja el seductor piano, mezcla de Pubis angelical con el Nocturno Nº 9 de Chopin por un solo de guitarra setentoso, sin llegar a ser mala, pero remite a otra época, como Otro que parece otro tema ya escuchado de Charly, cuando canta enojado jugando a ser punk sin lograrlo, Ella es tan Kubrick está en la misma línea de rock and roll; aunque hay temas que quedan resonando como Rivalidad, con una base algo funky pero innovadora e inspirada, Lluvia, que nos lleva a Parte de la religión o Spector que cuenta una historia.


Volviendo a su vida privada, nos preguntamos qué hubiese pasado si la acción judicial, iniciada por su madre hace varios años, no hubiese permitido cambiar la adicción de Charly a la cocaína por la adicción al Hadopidol que le inyectan de manera intravenosa dos veces al día. Que hubiese pasado si esta persona que luchó por la libertad pero nunca la pudo tener, como el predijo en Demoliendo hoteles, hubiese sido libre, libre de elección, de seguir tomando cocaína (¿este es un país libre o no?) y dejarla en la mesita de luz cuando él decía, o no dejarla. La desaparición del sujeto, como sujeto de la subjetividad; del ser, como ser único. Desde afuera (de la subjetividad y generalizando todo, la droga es mala, cuando no hay droga sino drogas y no son buenas ni malas, sino que depende de la persona, del momento y de lo que se haga con ellas, pueden curar, anestesiar, distraer, permitirle crecer a la persona o destruirla si se abusa de ella, pero todo esto depende de la subjetividad). Obviando estas aristas y dimensiones (o sea dejando de lado la subjetividad) se suele juzgar si la persona está haciendo las cosas bien o mal, si es adicta o destructiva, o incluso creativa.

Pero, qué pasa con los deseos íntimos de la persona y sus derechos. Incluso podemos ir más lejos y pensar en la muerte y el suicidio. ¿Tenemos o no tenemos ese derecho a elegir? Qué sentido tiene seguir viviendo cuando se creyó que ya se hizo lo que uno tenía que hacer y no tiene más deseos de seguir. “¿Vivir aunque sea de prepo?”, así se titula una entrevista que salió en el viejo suplemento Si de Clarín, hace más de 30 años ¿Qué sería de la vida de Kurt Cobain, Tanguito, Janis Joplin, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Michael Hutchence, Luca Prodan, Prince, Michael Jackson, Amy Winehouse,  y tantos otros que fueron fieles hasta el final con su axioma de vida, el que Charly también repetía con palabras y actos “Vive rápido, prendete fuego, muere joven y deja un bonito cadáver” .

Luchar para la libertad y no poder elegir sobre su propia vida, que le impongan un sistema que resulta ser el que detestó desde sus inicios, como decía en Lunes otra vez, en su primer disco; paradojas increíbles de la vida. Vida fue el nombre de su primer disco, en el 72. Dos años antes, (1970) el famoso escritor japonés, Yukio Mishima, postulado para el Premio Nobel de Literatura junto a su amigo y maestro Yasunari Kawabata, tomó el Pabellón donde residía el Primer Ministro, lo amordazó junto a un grupo de 5 amigos-seguidores que lo acompañan a todos lados y dejando un manifiesto donde decía que tenía derecho a no dejarse pudrir y él, como escritor e individuo de esta sociedad, elegía una muerte digna, acorde a su estatus y a su modo de vida: elegante, prestigiosa y honorable entregaba su vida a la Nación. Así diseño su muerte, acorde a su modo de vida, y se hizo el harakiri en la oficina del Primer Ministro mientras los soldados intentaban entrar y los medios de comunicación de todo el mundo reproducían y repudiaban la sorprendente la noticia.
Se acaba de difundir un video donde se lo ve saliendo de su antiguo departamento ubicado en Av. Santa Fe y Coronel Díaz, al que volvió después del periodo de rehabilitación (¿re habilitación de qué hábitos? ¿A un artista-creativo se le puede pedir hábitos? ¿Desde qué lugar?). Se lo ve muy flaco, pero parece haber vuelto a pelear y seguir siendo el rebelde que es, después de haberse escapado Pero, a todo esto ¿Qué piensa Charly? ¿Alguien se lo preguntó?

Yukio Mishima

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