Un nuevo manga desembarca en Buenos Aires

 

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Desde los 90s los editores japoneses incluyen contenido yaoi en sus propuestas de manga, por el éxito de ventas que obtuvieron con este estilo. El último informe que se conoce confirma que el mercado yaoi obtuvo ganancias de 21,3 millones de yenes; y pronostican que seguirá creciendo. El género que conquistó lectoras mujeres ahora también fue capturado por niñas, gay, bisexuales, y heterosexuales. En enero de 2007, se registraron cinco millones de visitas de  yaoi en páginas de Internet. De a poco va llegando a la Argentina a través de Iverea Ediciones, que con una traducción bien porteña nos acerca el yaoi a nuestras manos para que hagamos con ellas lo que deseemos.

 

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Los Yaoi son creados por mujeres (algo así como lo que hace Mariana Enríquez, pero en manga y en Japón. Comenzó en los 70s, y no siempre son historias de amor, muchas son de alto contenido sexual (siempre entre chico-chico) dirigidos para mujeres que se calientan con dos chicos (los manga para lectores masculinos se la conoce como Bara).

Los personajes principales del Yaoi son esquemáticos y su estructura se repite en todos los Yaoi; donde no puede faltar el chico top o exitoso, generalmente profesor universitario, de figura dominante que persigue al uke (el pasivo).

Dentro del Yaoi existe un subgénero, el shonen ai (amor chico), donde las historias tienen en su centro a las relaciones platónicas entre varones. A este subgénero pertenece Los deseos obsesivos de mi chico, donde la violación, resultante de una fantasía que cobrar relevancia en la penetración anal como medio de expresión y de compromiso con la víctima que después terminará siendo su pareja, es siempre el plot de la historia. La aparente violencia de la violación es un juego, parte de una pasión desmedida; un jueguito histérico podríamos decir en términos occidentales. Los hombres violados, en el género Yaoi, son más amados después del acto sexual. El violador no es visto como perturbado o psicópata, sino como un apasionado de deseos incontrolables, que siente adoración por un uke. La violación también sirve para hacerse de un buen amigo, incondicional, del que el uke se enamorará. La cultura oriental considera a la fantasía como carente de responsabilidad ética y la sexualidad desmedida del protagonista como el ambiente ideal para desarrollar un ambiente caliente, en la que el protagonista asume la responsabilidad de su propia sexualidad.

Las historias de amor entre mujeres, en el mundo manga se llaman Yuri, basándose en los aspectos emocionales y sexuales de las relaciones hasta producir el climax al que todxs queremos llegar.

En Los deseos, escrito por la Señorita Sakurabi que vive en la prefectura de Kanagawa, vemos a Satoshi que está tan metido en sus investigaciones que no duerme y hasta se olvida de comer. Izumi, su ayudante en el laboratorio, es su mascota (uke). Izumi tiene que ayudar y cuidar a Satoshi, pero después de saber qué Izumi fue atacado por un hombre, sus sentimientos empiezan a cambiar. Con alto contenido erótico podemos leer en el Yaoi: “Tu cuerpo parece que pide más que mis dedos”,  “Aún me queda mucho para llenarte”,  “¿Aprieta?  No, ni en pedo. Entonces dale, movete como quieras”, la relación que comienza con una apoyada en el subte termina con sogas y bondage, y unx se olvida, por la ajironada traducción al porteño que se trata de un manga japonés.

 

Los deseos obsesivos de mi chico, Vol. 1 y 2 (2003 y 2005)

 Hashigo Sakurabi

Editorial Ivrea

 

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