SOMBRAS SOBRE VIDRIO ESMERILADO EN EL TEATRO

2 de marzo, 2020

DETRÁS DE UNA VIDA EMPAÑADA

En una época, allá por los años 60s, se usaba que el escritor o poeta leyera parte de su obra y que ésta quedar registrada en un disco. La voz del escritor, con su cadencia, su tiempo, sus silencios, le daba a la lectura un sabor inigualable. En “Sombras sobre vidrio esmerilado” es Irina Alonso, (actriz, directora de teatro y docente. Actualmente también se puede ver su destreza y talento en “Papá Bianco y Los Alonso”  y en “León y Sarita”; hizo “Medea”, “La cantante calva”, entre otras obras) realizó la adaptación, la puesta en escena de esta obra – “Sombras sobre vidrio esmerilado”- y una impecable interpretación de la voz de Juan José Saer, uno de los literarios más notables de nuestro tiempo. Su voz –la de Saer- en la corporalidad de Alonso encuentra el lugar justo para que las asociaciones de ideas y palabras se desplieguen como una danza del pensamiento interior de una persona que está sola. De una persona que mira. Que piensa. Que siente. Que lleva una vida de mierda. La obra es toda atmósfera. Transcurre en el living y el baño de un pueblo del que no pasa nada, y lo que pasa: pasa, como acarreado por el aire, más cercano al “deber hacer” que al deseo de imponerse frente a la realidad y de hacer realidad los sueños.

La puesta en escena de Alonso es tan minimalista como el texto de Saer, donde el despojo deja lugar a que se presente el vacío: el vacío de vivir en un lugar donde no se quiere estar, deseando a alguien que nunca le va a pertenecer. Y es el tiempo –gran preocupación de Saer- que llena los días y son los días los que transcurren en el tiempo. “¡Qué complejo es el tiempo, y sin embargo, qué sencillo!”, dice Irina que es Saer que es Irina y es Saer e Irina a la vez.

Y es el sexo, envuelto en palabras que dan forma a lo que genera el deseo. Y es esa inquietud de los domingos, la soledad de la casa, las largas caminatas y una poeta mediocre o mala que dice más de lo que cree decir. Que dice, no en sus poemas baratos, sino en el ejercicio de su vida cotidiana, lo que a muchas personas le pasan.

“Vi eso, enorme, sacudiéndose pesadamente, desde un matorral de pelo oscuro; lo he visto otras veces en caballos, pero no balanceándose en dirección a mí. Fue un segundo, porque Leopoldo se subió enseguida el traje de baño y se sentó rápidamente frente a Susana…”.

Son las palabras de Saer en el cuerpo y la boca de Alonso que nos envuelven y transportan al mundo de Saer. Las formas de las cosas, de esa vida entre libros polvorientos y el calor de verano en una soledad de pueblo asfixiante lo que cuenta una historia mientras se desarrolla otra en paralelo: Dos vidas. Una en tiempo real, desnudándose a través de un vidrio –un cuerpo que no vemos- y la otra, un pasado que vemos, olemos y palpamos en la desdicha.

50 minutos de perfección, donde no sobra ni falta nada. El tiempo justo para ver, observar y pensar, llevarse una sensación. A veces con poco: una mecedora, una lámpara y un vidrio puede hacerse mucho, siempre que haya un trabajo actoral como el que Alonso despliega en la acogedora sala.

La obra parece tener estructura encubierta los andamiajes de una obra de teatro; y es esta puesta en escena la que devela el sentido dramático del texto –que como la vida- también tiene estructura de obra de teatro.

Después de haber visto esta puesta en escena: Quiero escribir como Saer. El doble cometido –e homenaje a Saer- y habernos hecho pasado 50 minutos de placer están logrados.

Adelina es poeta y vive con su hermana y su cuñado. Esta tarde sofocante de verano Adelina espía a su cuñado Leopoldo, al que percibe como sombra: el cuerpo se insinúa tras el cristal de la puerta del baño donde él se prepara para bañarse. Es la única forma de sensualidad a la que puede aferrarse, lo más cercano a la vida. Recurre a la imaginación y rellena los vacíos con poesía, creando una dimensión en la cual se confunden vida y literatura. 
Sombras sobre vidrio esmerilado nos propone el cuerpo femenino como espacio. Sustenta una visión del mundo como territorio caótico, en donde la mujer como personaje, dentro de una cultura que la margina,  cuestiona su vida y la complementa mediante la ficcionalización de la misma.

Sábados 20 hs.

CELCIT

Moreno 431

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