MÁS DE 300 PERSONAS INFECTADAS POR DENGUE: 12 POR CORONAVIRUS Y 140 EN ESTUDIO

14 de marzo, 2020

El día jueves, el gobierno de la Ciudad informó en una conferencia de prensa que hasta el momento son 12 los casos confirmados de coronavirus y hay otros 140 en estudio, todos de «personas que viajaron a países de riesgo y presentaron síntomas o personas que tuvieron contacto directo con personas infectadas».

Esta enfermedad, ya declarada como pandemia por la OMS, está azotando al mundo, y en Argentina ya lleva 31 afectados. Según el Ministerio de Salud de la Nación, los casos son de Córdoba, Ciudad de Buenos Aires, Chaco y la provincia de Buenos Aires. Hasta el momento se produjo una muerte, la de un hombre de 64 años, que estaba internado en el Hospital Argerich.

Sin embargo, el dengue, no presenta menos gravedad para la población porteña: ya lleva 165 casos confirmados en la Ciudad desde que comenzó el año, contando hasta el 22 de febrero.

Los barrios de zona sur son los más afectados, ya que tienen la población más vulnerable y abundan las condiciones precarias como el no acceso al agua potable. Estas zonas son las comuna 4 (Pompeya, Barracas, Parque Patricio, La Boca), la 7 (Flores y Parque Chacabuco) y la 8 (Villa Riachuelo, Villa Soldati, Villa Lugano).

Alejandrina Barry, diputada del Frente de Izquierda de la Ciudad, denunció en la Legislatura la gravedad de esta situación: “Hay más de 300 casos de dengue en la Ciudad, y no hay ni siquiera campañas de prevención y difusión ante esta grave situación; junto con lo que está pasando con el coronavirus, como denunciaron los trabajadores del Hospital Argerich y los trabajadores de Aeroparque, que no se aplicaron los protocolos, pone en evidencia una crisis de la salud pública acá en la Ciudad más rica del país y queremos darle mucha importancia a esto”.

La Ciudad en riesgo y la realidad de las escuelas

Ayer el gobierno de la Ciudad suspendió los recitales y eventos deportivos, como medida “para prevenir el contagio de coronavirus”.

Sin embargo, ¿qué medidas de prevención se están garantizando en las escuelas, donde asisten miles de niños y niñas todos los días, junto a docentes, auxiliares y trabajadores de cocina?

Mientras en escuelas de las comunas 9 y 10 ya hay casos confirmados de dengue, sigue sin haber ningún tipo de respuesta por parte de Larreta.

Frente a esta situación, desde las bancas del Frente de Izquierda con las diputadas Myriam Bregman y Alejandrina Barry, se presentó un pedido de informes por la situación del dengue en la Ciudad, con un conjunto de medidas de emergencia para prevenir su propagación.

En las escuelas no hay artículos de higiene básicos como agua y jabón. En algunas escuelas de la Ciudad directamente no hay agua (el caso de escuelas de Villa Soldati) mientras que el jabón pareciera ser un artículo de lujo que siempre escasea.

Ni hablar de alcohol en gel.

Las y los docentes de las escuelas han comenzado a realizar charlas de prevención, a pedir a los estudiantes llevar kit de higiene personal.

¿Cómo puede ser que el gobierno no garantice estas medidas mínimas para que el dengue y el coronavirus no azote a las escuelas?

Los trabajadores auxiliares denuncian que no cuentan con las mínimas condiciones de higiene para trabajar. No es un problema nuevo, es una crisis de la gran mayoría de las escuelas que siguen funcionando en pésimas condiciones y con un presupuesto educativo a la baja.

Los problemas de infraestructura escolar, las terribles condiciones de enseñanza y aprendizaje y la falta de vacantes, hoy se ven amplificados por la situación abierta con el dengue y el Coronavirus que pone en discusión qué hacer en las escuelas, sumando debates entre docentes y familias.

En primer lugar, es responsabilidad del Gobierno la provisión urgente en todas las escuelas de insumos básicos, como jabón, repelente, alcohol en gel y artículos de limpieza.

Ante el enorme problema que representa para la gran mayoría de las familias trabajadoras que las escuelas permanezcan cerradas, se hace indispensable exigir licencias con goce de sueldo, a cargo del gobierno y las empresas, para toda persona enferma y mayor de 65 años, así como de padres y madres que no pueden enviar sus hijxs a las escuelas que cierren.

La realidad es que sin escuelas, cientos de familias no pueden tomar en sus manos el cuidado de sus hijxs, ya sea porque trabajan de manera precarizada y no cobran si no asisten a trabajar, porque si faltan se les descuenta el presentismo o porque directamente hay trabajos que ni siquieran contemplan una licencia para casos de suspensión de clases por largos periodos.

Lo mismo sucede con las y los trabajadores de cocina de las escuelas, quienes preparan y sirven todos los días la comida de los comedores escolares, cobran por día o por quincena, y no cobran si no van a trabajar.

Por eso es también es urgente que, como parte de las medidas, se prohíban los despidos en el sector público y en el privado, con el pago completo del presentismo a quienes no puedan ir a trabajar por estar enfermos o por medidas de prevención sanitaria.

Hace falta la duplicación inmediata de emergencia de todos los planes de asistencia social, para que los beneficiarios no se vean obligados a ir a trabajar enfermos.

Esta crisis social deja en evidencia el desfinancimiento del sistema de salud, un problema social grave en todo el mundo posneoliberal, medidas que han tomado los gobiernos para financiar los ajustes y pagos a organismos internacionales, como el FMI.

En la Ciudad más rica del país, el presupuesto en salud en 2019 fue de 14,65%, y para 2020 se reducirá a 14,58% del presupuesto general, mientras que para educación pasó del 27,8% del total en 2011, al 22,2% en 2015 y al 18,5% en 2017. En 2019, lo destinado a educación representó el 17,3% del total. El presupuesto para 2020 mantiene el mismo porcentaje.

Hacen falta medidas urgentes para dar respuesta a esta problemática social tan grave.

¿y ahora quién cuida a los niños?

Por Josefina L. Martínez en La Izquierda, diario. Después del anuncio de cierre de los centros educativos en varias ciudades españolas para prevenir el contagio de coronavirus, se profundiza una crisis social y de cuidados que afecta especialmente a las familias trabajadoras.

La propagación del coronavirus en Italia y España ha desatado una emergencia de los cuidados que afecta especialmente a la clase trabajadora y a las personas con trabajos más precarios. El cruce de género y clase hacer recaer las consecuencias de esta crisis en las familias trabajadoras, y, especialmente, entre las mujeres.

Si los niños no van a la escuela, ¿quién los va a cuidar? En los barrios más ricos de Madrid, como Salamanca o Pozuelo de Alarcón, esto no genera demasiados problemas. La canguro trabajará más horas (con lo poco que gana, seguro que acepta quedarse) o será la empleada del hogar interna la que, además de limpiar la casa y cocinar, tenga a su cargo a los niños. Pero ¿quién los cuidará en los hogares de los barrios populares? Cuando ambos padres trabajan, el recurso más habitual de las familias suelen ser los abuelos, pero el Virus COVID-19 afecta más letalmente a las personas mayores, por lo que las consecuencias pueden ser graves si alguno de los niños ya está contagiado.

Las autoridades han anunciado el cierre de colegios e institutos en las localidades más afectadas, pero no se han establecido licencias laborales manteniendo el salario para todas las personas que tengan menores a su cargo. Desde el gobierno han sugerido que se promueva el “teletrabajo”, pero se deja esta decisión a criterio de cada empresa. Por otra parte, la mayoría de los trabajos no se pueden trasladar al hogar. ¿Quién va a cuidar a los hijos de las trabajadoras y trabajadores de la hostelería, de los grandes almacenes, las empresas de logística, el transporte, las fábricas o la limpieza? ¿Con quién van a dejar a sus hijos las cajeras del supermercado o esas empleadas del hogar que trabajan cuidando? ¿Y cuando empiece a haber más casos de personas mayores enfermas, quién los va a cuidar?

Ante la posibilidad -cada vez más cercana- de un colapso del sistema de sanidad pública (preparada durante años por recortes, privatizaciones y la falta de contratos de personal) desde el Estado se toman medidas que terminan cargando la crisis del coronavirus en las familias, como si la salud de la mayoría de la población fuera un asunto privado que dependiera de la «responsabilidad individual».

Y esta crisis, como sabemos, afectará especialmente a las mujeres trabajadoras. Aunque la tasa de empleo femenina en el Estado español sigue estando por detrás de la media europea, ha aumentado en los últimos años, alcanzando el 61%. Es decir, que seis de cada 10 mujeres en edad de trabajar (entre los 16 y los 64 años) está ocupada, mientras que la tasa de empleo masculino alcanza un 71.5%. Esto significa que, en la mayoría de los hogares formados por dos progenitores, ambos trabajan, aunque las mujeres son mayoría entre las personas con jornada a tiempo parcial (3 de cada 4).

Este último dato es clave, porque muestra la estrecha relación que existe entre precariedad laboral y cuidados feminizados. Entre las personas asalariadas que no trabaja a tiempo completo debido a la necesidad de cuidar a otras personas (niños, enfermos, personas mayores o dependientes), el 94,74% son mujeres. Y ante la decisión de quién falta al trabajo para cuidar a los niños, la elección suele recaer en ellas, que ya tienen una jornada parcial para encargarse de estas tareas.

Si consideramos además que la tasa de pobreza en hogares con niños donde trabajan los dos progenitores es del 7%, y que la tasa de temporalidad en el empleo roza el 30%, podemos prever también las consecuencias que esta crisis puede tener para la clase trabajadora.

Si faltar al trabajo para cuidar de los niños o los enfermos no está garantizado con licencias pagas y obligatorias, y, al mismo tiempo, la crisis del coronavirus golpea la economía provocando la caída en las ganancias empresarias, los despidos masivos no se harán esperar. Esto será especialmente grave para aquellas personas que tienen los trabajos más precarios, que combinan temporalidad y parcialidad, un segmento donde el porcentaje de mujeres duplica al de los hombres. (Informe: “Mujeres en el mercado de trabajo, mujeres pensionistas y mujeres migrantes en el siglo XXI”.

A su vez, hay que considerar la situación de miles de trabajadoras del hogar y cuidadoras, en su mayoría mujeres e inmigrantes. ¿Quién garantiza su salud y que no estén expuestas al contagio, por estar cuidando a personas enfermas? ¿Quién garantiza sus derechos laborales, cuando son las más precarias entre las precarias? En su caso, además, las redes de apoyo familiares suelen faltar, porque han quedado en los países de orígen, y son muchas las que encabezan hogares monoparentales.

En los próximos días se multiplicarán los contagios y comenzarán a sentirse los efectos recesivos en la economía. Por eso, junto con licencias sin descuentos salariales para todas las personas con menores a su cargo, otra medida necesaria y urgente es la prohibición total de despidos durante el período que dure esta crisis. También hay que poner todos los recursos de la sanidad privada al servicio de la población. Se trata de una crisis de magnitud, sus ganancias no pueden estar por encima de nuestras vidas.Tenemos que exigir una serie de medidas para que las consecuencias del coronavirus y la crisis económica no las paguen la clase trabajadora, con las mujeres, las migrantes y la juventud como sus eslabones más débiles.

En Patriarcado y capitalismo (Akal, 2019), que escribimos con Cynthia Burgueño, señalamos:

“La crisis del llamado Estado de bienestar en Europa ha llevado a un emplazamiento de las cargas sociales del Estado hacia los hogares. Los capitalistas descargan las sucesivas crisis económicas sobre las familias a través de recortes y privatizaciones; el desmantelamiento de los sistemas públicos de protección y servicios sociales primordiales como la educación infantil o las residencias para personas dependientes. Esta situación, que varía entre los diferentes países, siendo en Alemania, Italia y el Estado español de las más críticas, provoca mayor pobreza en los hogares y sufrimientos para las mujeres dedicadas 24 horas a los cuidados de larga duración”. La epidemia de coronavirus ha agravado esta crisis de los cuidados, exponiendo a los sectores más vulnerables. El virus es el detonante, pero el capitalismo patriarcal es el enfermo.

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