HISTORIA DE XATERNIDAD DESEO DE HIJX Y TRANSICIÓN DE GÉNERO

27 de enero, 2020

La historia de Máximo

Nuestra historia de Xaternidad
Deseo de hijx y transición de género 

Siempre decimos que a medida que avanzó el deseo de tener unx hijx juntxs fue avanzando mi transición de género.Soy Máximo y mi historia es con mi compañera Nadia. Estamos juntxs hace bastante tiempo, tuvimos muchos proyectos, sueños, debates y fuimos creciendo en una relación de amor. Hace un año y medio nos decidimos por tener un hijx juntxs.A medida que fue avanzando este deseo, la forma en qué queríamos llevarlo a cabo, procedimientos médicos, trámites burocráticos etc. algo cambió en mí y dio un giro profundo e inesperado para ese entonces. Algo no me cerraba de mi mismo, no podía pensarme como “madre”, no podía pensar en el género para mi futurx hijx como “me lo habían enseñado a mi” y, sobre todo, no podía ser deshonesto con mi hijx.Un vídeo de un relato sobre una transición FTM (del género femenino al masculino) me llevó a una angustia inexplicable y, poco a poco, a darme cuenta que yo era uno más de ellos, que siempre fui una masculinidad trans y qué ya no quería ni podía seguir mientiendome.Hubo crisis, llanto, mucha reflexión, información, grupos de apoyo, hubo de todo.
Decidimos seguir adelante llegando a la conclusión de que ambos deseos eran juntos. Que yo deseaba a mi bebite pero siendo quien soy, un futuro papá transgénero! Avancé en mi salida del closet trans a nivel social, llegó mi nombre elegido (digo llegó porque así lo siento), hablé primero con el círculo más cercano familiar, luego algunxs amigxs, finalmente en el espacio donde estaba trabajando (solamente con una de mis jefas). Mientras seguimos avanzando para concretar el deseo de ser xadres. El método que decidimos fue el conocido como R.O.P.A (Recepción de ovocitos de pareja), usualmente utilizado por parejas con capacidad gestante donde una de las personas dona ovulo a la otra. La idea era extraer mis óvulos, fecundar uno con gametos de donante anónimo y transferir un embrión a Nadia.Comenzamos este proceso a principios de 2019. Las parejas de las diversidad LGBT, en general, somos expertos en buscar médicos respetuosos de nuestras identidades. Esto es un obstáculo que una familia heterocis no piensa ni debe percatarse, pero para nosotrxs un acto de discriminación puede perpetuarse desde cualquier profesional (más allá de las leyes vigentes) y, por eso, somos cuidadosos. La médica que llevó a cabo el proceso de fertilidad fue recomendada por otras familias LGBT. Destaco que pude hablar también sobre mi identidad de género y mi proceso de transición con ella. Más allá de no tener mi cambio de DNI pude transitar toda mi extracción de óvulos con profesionales que supieron escuchar mis necesidades como masculinidad trans. Es complejo por ser un ambiente muy asociado al género femenino donde creo que falta mucho deconstruir. En el ámbito ginecólogo se habla de “las pacientes” y uno se siente excluido en todo aspecto (ropa interior, vellos, pronombres). No es solo el hecho de realizar ecografias trasvaginales cada dos días para ver la evolución de tus óvulos, las molestias ováricas y la estimulación hormonal. A la parte física (que es invasiva para todxs) a nosotros se nos suma la tensión de ser diferentes al común de mujeres que accede a los espacios. Tuve la fortuna que la ecografa entendiera sobre mi identidad y fuese respetuosa. A veces, por desconocimiento, los profesionales se ponen nerviosos no saben como tratarnos y eso se traduce en maltrato (he tenido también de esas experiencias). La liberación de mis óvulos era la puerta de acceso a la realización de mi transición física, fue un gran momento poder realizarlo. Tuvimos suerte. Más allá de varios impedimentos burocráticos (la obra social no nos cubrió la totalidad del tratamiento, no quisimos ir a amparo y tuvimos que solventar gran parte del mismo), Kai prendió en el útero de Nadia al primer intento. Es decir, de los óvulos fecundados (se esperan cinco días hasta que llegan a etapa de blastocito), el primer blastocito trasnferido a Nadia produjo el embarazo. Claro que de esto nos fuimos enterando casi un mes después de hacer todo el proceso. Esos meses fueron muy intensos, sabíamos que si las cosas no funcionaban íbamos a seguir insistiendo. Así de fuerte son los deseos auténticos. Mientras fui averiguando para comenzar mi transición física hormonal, pero claro, al haberme estimulado los ovarios tuve que esperar un poco para que todo pueda hacerse. Finalmente y, muy felizmente, comencé a fines del año pasado con mi tratamiento de TRH. Soy un hombre que creció en los 90 con lo cual tuve que realizar un gran trabajo sobre diferentes situaciones de bullying que viví hasta poder dar cada paso que afirmara mi identidad de género. Un paso, para muchos simple, como cortarse el pelo tuvo toda una historia de transodio en mí que relato en mi IG personal para visibilizar sobre nuestras identidades, duelos e historias. Nadia es mi compañera. Nos gusta decir que somos una familia queer, diversa, una alianza entre una lesbiana trans-inclusiva feminista y una masculinidad trans.No nos identificamos como heterosexuales por ende, si bien decimos Nadia es la mamá, yo el papá trans en nuestra familia los roles no son a “imagen y semejanza” de la familia tradicional heterocis, creemos que ambxs somos Xadres. Hemos vivido como “lesbianas” mucho tiempo a los ojos de las sociedad pero, en mi caso, nunca me identificó ya que me consideraba bisexual. Por eso, cuando hablamos de identidades, es bueno preguntar y respetar las identidades de todxs. Creemos que hoy en día estamos avanzando mucho como sociedad respecto al espectro que es el género/sexo/identidades etc.Criar une hije no binarie Tener cerca un integrante de tu familia trans yo creo que te cambia la perspectiva del mundo. Para nosotrxs no fue lo mismo después de mi transición. Averiguamos mucho sobre crianzas respetuosas, género fluido, género no binario, infancias trans, etc.Decidimos el nombre Kai porque no tiene marcación de género binario, es un nombre hawaiano que significa “mar”. Obviamente tendrá un sexo/genero asignado y suponemos que, al nacimiento muchxs sabrán cual es y socializaremos a Kai en dicho género pero siempre con la escucha y apertura de quienes entienden que si uno no encaja allí el sufrimiento es mucho y que es bueno saber que les niñes saben cuales son sus gustos, su identidad y sus deseos.Tratamos de evitar los colores binarios rosa/celeste, o sea, no los excluimos pero compramos de todo. A la pregunta “es nene o nena?” la respuesta es “no sabemos, buscamos algo neutro” y ahí las cosas se abren, aparecen colores, más amplitud de posibilidades. A mucha gente le costó entender esta decisión pero la respetaron.Aprendieron a hablar de Kai más que “del bebé” o “la beba”. Kai es une humane, decimos, es una persona, nuestro cachorro humano. Creemos que hay que dar tiempo y que las marcaciones de sexo/género son tan fuertes como invisibles. Si hubiésemos dicho es “nene o nena” todo hubiese sido distinto hasta ahora: las expectativas, los comentarios, los colores, las proyecciones. El no saber hace que nadie se genere un universo que, al menos por hoy, Kai no lo tiene. No sabemos y está bien porque lo que vamos a saber es su genitalidad, a Kai vamos a irle conociendo en el día a día.Máximo Toledo

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