
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER: ¿QUÉ PASÓ EL 8 DE MARZO DE 1857?

8 de marzo, 2020
El incendio de una fábrica de camisas de Nueva York en el que murieron 146 personas marcó la lucha por los derechos de la mujer
El Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo fue declarado por las Naciones Unidas en 1975. Dos años más tarde se convirtió en el Día Internacional de la Mujer y la Paz Internacional. En Estados Unidos se celebra oficialmente tan solo desde 1994, a pesar de que es en aquel país donde se encuentran los orígenes de la conmemoración. ¿Por qué se eligió ese día?
La explicación más verosímil se remonta a mediados del siglo XIX, en plena revolución industrial. El 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema ‘Pan y rosas’ para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil.
Fue una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos, y distintos movimientos, sucesos y movilizaciones (como la huelga de las camiseras de 1909) se sucedieron a partir de entonces. El episodio también sirvió de referencia para fijar la fecha del Día Internacional de la Mujer en el 8 de marzo.
El capítulo más cruento de la lucha por los derechos de la mujer se produjo, sin embargo, el 25 de marzo de 1911, cuando se incendió la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York. Un total de 123 mujeres y 23 hombres murieron. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.
Según el informe de los bomberos, una colilla mal apagada tirada en un cubo de restos de tela que no se había vaciado en dos meses fue el origen del incendio. Las trabajadoras y sus compañeros no pudieron escapar porque los responsables de la fábrica habían cerrado todas las puertas de escaleras y de las salidas, una práctica habitual entonces para evitar robos.
Al no poder huir, muchas de las trabajadores saltaron a la calle desde los pisos octavo, noveno y décimo del edificio. La mayoría de las víctimas murieron por quemaduras, asfixia, lesiones por impacto contundente o una combinación de estas causas.
El desastre industrial, el más mortífero de la historia de la ciudad, supuso la introducción de nuevas normas de seguridad y salud laboral en el país.
Historia del Día Internacional de la Mujer
Antes de esta fecha, en EEUU, Nueva York y Chicago ya habían acogido el 28 de febrero de 1909 un acto que bautizaron con el nombre de ‘Día de la Mujer’, organizado por destacadas mujeres socialistas como Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt.
En Europa, fue en 1910 cuando durante la 2ª Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague (Dinamarca) con la asistencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, se decidió proclamar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Detrás de esta iniciativa estaban defensoras de los derechos de las mujeres como Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo. No fijaron una fecha concreta, pero sí el mes: marzo.
Derecho a votar
Como consecuencia de esa cumbre de Copenhague, el mes de marzo de 1911 se celebró por primera vez el Día de la Mujer en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Se organizaron mítines en los que las mujeres reclamaron el derecho a votar, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Coincidiendo con la primera guerra mundial, la fecha se aprovechó en toda Europa para protestar por las consecuencias de la guerra.
Voto femenino: ¿Cómo fue la primera vez que las mujeres pudieron votar en Argentina?

Si bien la ley que garantizó el sufragio femenino se promulgó en 1947, se demoró cuatro año el acceso real a las urnas. Durante todo ese proceso, la participación de las mujeres en el ámbito de lo público y en la escena política argentina se fue acrecentando como un torbellino.
El 11 de noviembre de 1951, tras cuatro años de intensa campaña de empadronamiento, más de 3.500.000 de mujeres votaron en el país por primera vez.
Beatriz Baliñas fue delegada censista en la provincia de Buenos Aires, y María Eugenia Álvarez, regente de la Escuela de Enfermería y enfermera personal de Eva Perón. Mujeres muy jóvenes que, casi sin darse cuenta, fueron protagonistas de un periodo histórico clave vinculado a la participación de su género en la escena política. Estas son sus historias.
Beatriz, la delegada censista
Antes, durante y luego de que se aprobase la Ley 13.010, se desplegó una estructura sostenida por mujeres que selló una de las formas de hacer política desde las bases del peronismo: los centros cívicos femeninos, coordinadas por las delegadas y subdelegadas censistas.
“Yo fui la delegada censista del Partido Peronista Femenino (PPF) Wilde-Avellaneda. Cuando me eligieron, no lo podía creer. Yo tendría 14, 15 años y todo Wilde era mío, desde Mitre derecho hasta Calchaquí. Empezaba a las ocho de la mañana y eran las ocho de la noche y andaba por la calle, sin comer, caminando hasta completar una manzana, y dos, y tres… No me cansaba nunca», recuerda 60 años más tarde Beatriz Baliñas, desde su casa de Caballito. «Era la más chica del Partido, por eso Evita me quería tanto”.
El Partido Peronista Femenino se fundó en julio de 1949, y era la mismísima Eva Perón quien elegía a las delegadas de cada distrito. No tener experiencia política previa era una cualidad, ya que Eva buscaba que sus delegadas estén lo más alejadas posible de los vicios de la política tradicional, incluso las alertaba respecto de que no se dejaran influir ni aconsejar por los hombres del partido.

Delegadas censistas en campaña en Santa Fe
“Me hice peronista por mis hermanas, y ya a los 16 años era la jefa de mi unidad básica femenina. Mi secretaria era la esposa del diputado nacional José Quevedo. ¡Increíble! ¡Yo era una nena y mi secretaria era la esposa de un diputado!! Mi mamá me compraba esos trajecitos sastre y me peinaba con el pelo tirante, rubia, y yo me sentía Evita. Iba y venía a La Plata, llevando decenas de carpetones, porque en ese momento había que hacer cinco fichas para afiliar a la gente!”.
En principio, las delegadas censistas se encargaron de saber cuántas mujeres simpatizantes peronistas había en el país. Luego siguieron censando y empadronando de cara al futuro debut eleccionario, a la vez que se pusieron al hombro la gestión de los centros cívicos femeninos, que funcionaban donde encontraban un hueco: en la casa de alguna vecina, en algún galpón sin uso, departamentos, teatro, salón de comité, dependiendo de la región.

Centro Cívico Femenino
Se llevaron a cabo cerca de 4000 centros en el país. Los hombres tenían el acceso prohibido. Allí se desarrollaban actividades culturales, talleres de taquigrafía, dactilografía, inglés, clases de alfabetización, cocina, corte y confección, y talleres de formación política, entre otras tareas. También se encargaban de la atención primaria. Si bien no lo eran formalmente, funcionaban como parte de la estructura del Estado.
“Vos hacés de todo y todo te parece poco. Yo estaba en todas las reuniones, en la calle, empadronando, en la unidad básica, en los actos. Me parece que ese trabajo de censista fue toda la vida. A lo mejor no fue tanto, pero ¡cuánto que lo disfruté!”.
Beatriz trabajó sin descanso hasta que llegó el 11 de noviembre de 1951. Esa mañana fue con sus hermanas y sus primas, que eran comunistas, al convento María Auxiliadora en Barracas, donde la esperaba la mesa de votación y una realidad que había querido negar.
“Fuimos todas juntas, hice la fila con ellas y me quedé llorando como una loca en la puerta. Tenía 17 años… ¡y había que tener 18 años para votar! No tenía consuelo ni libreta cívica», cuenta.

Primera votación con participación de mujeres
La fórmula Perón-Quijano salió victoriosa en las elecciones. Las mujeres superaron en cantidad de votos peronistas a los varones en todos los distritos. También ocuparon bancas: 23 diputadas y seis senadoras nacionales. Junto a las legisladoras provinciales, sumaron un total 109 mujeres elegidas. Aunque los hombres seguían siendo una mayoría importante, en 1953 una mujer fue nombrada Vicepresidenta Primera de la Cámara de Diputados: Delia Parodi, una de las primeras mujeres en el mundo en ocupar un cargo de tan alto nivel.
María Eugenia, la enfermera de Evita
Los últimos minutos de su vida, Eva Perón los pasó en compañía de una mujer, María Eugenia Álvarez, su enfermera. María Eugenia vive en Longchamps, en compañía de su perra Yulisa y de su hermana, que reside en el chalet de la esquina. Su barrio se llama Los Álamos y fue unos de los primeros planes de vivienda en construirse durante la primera gestión peronista. “Recién me entero, mirá que casualidad que justo vengo a terminar viviendo acá”.

Hija de gallegos, nació en Capital Federal.
“Vivía a una cuadra de Pueyrredón y una de Las Heras, ahí donde empieza Recoleta. No tenía ni un vecino peronista, recuerda. A mí, igualmente, no me interesaba la política. Nunca fui peronista. Fui una enfermera argentina más, a la que le tocó asistir a un ser excepcional como lo fue la señora Eva Perón”.
Una mañana de 1950, María Eugenia estaba haciendo curaciones a una paciente, cuando una de las monjas del Hospital Rivadavia le anuncia que el Director quería hablar con ella. María Eugenia se dirigió al despacho del doctor Bengolea, quien le anunció que al día siguiente la pasaría a buscar un coche de la Presidencia para ir a cuidar a la esposa del Presidente de la Nación.
María Eugenia rechazó la tarea, argumentando que había enfermeras con mucha más experiencia. Pero el doctor sentenció: «Vas porque yo te lo ordeno, así como Perón me impuso a mí la dirección de este Hospital».
“Cuando llegué, la señora estaba dormida. Tenía la piel como de porcelana, se la veía angelada. La habían operado de apendicitis y yo le tenía que hacer los controles regulares. Me sentía tranquila porque sabía que estaba bien preparada para la tarea. Durante dos años la cuidé, sin casi moverme de su lado”.
Cuando María Eugenia inició sus estudios, todavía no existía la Escuela de Enfermeras “7 de mayo” creada por la Fundación Eva Perón, a principios de 1948. “Una tarde, la señora, que ya no andaba nada bien, me llama y me dice: ‘Mire, María Eugenia, usted va a tener que hacerse cargo de la Escuela de Enfermeras, y la señora de Parodi se va a tener que hacer cargo del Partido Peronista Femenino. Ustedes son dos mujeres muy serias, sin otros intereses ocultos detrás de sus personalidades. Así que a partir de hoy, usted es la Regente de la Escuela’. ¡Mama mía!, pensé yo, y enseguida me puse a trabajar”.

“A la Escuela venían chicas de todas las provincias argentinas y de países limítrofes. Teníamos turno mañana, turno tarde e internado. Los médicos se quedaban admirados de las prácticas de enfermería. Con nuestro ejemplo, le cerrábamos las bocas a las malas lenguas. Decían que las enfermeras de Evita eran todas prostitutas y, en ese caso, yo era la prostituta mayor”, ríe a carcajadas María Eugenia. “Por el nivel de excelencia que alcanzó la Escuela, muchos médicos la salieron a defender cuando vino la Revolución Libertadora”.

En las tardes, entre Maria Eugenia y Evita eran recurrentes las conversaciones sobre la importancia de la formación profesional de las mujeres, pero por sobre todo, el destino de los niños, niñas y ancianos.
“’¿Quién va a atender a los viejitos y mis niños?, María Eugenia’, me decía la señora. Yo tragaba saliva y respondía: ‘¿Por qué piensa eso, señora? En una o dos semana, usted ya va a estar repuesta, atendiendo a sus viejitos y a sus niños’. Ahí entendí lo que era Eva Perón. Y eso que yo de política nunca entendí nada».
En 1951, María Eugenia, como tantas otras mujeres, votó por primera vez. Entró al cuarto oscuro, votó por Perón y cuando le devuelven su libreta cívica, se le cayó una foto de Evita que llevaba dentro. «¡Me anularon el voto! y yo pensaba: ¿cómo le cuento esto a la señora? Al llegar a la residencia le dije: ‘Ay, señora Evita, no sabe lo que me pasó´, y le conté. Evita me miró, me sonrió y me dijo: ‘Qué se le va a hacer, María Eugenia´. Igual estaba feliz de que las mujeres votáramos masivamente por primera vez».

Fuentes: Área de Investigación, Biblioteca y Archivo INIHEP-Museo Evita. Carolina Barry en “Eva Perón y la organización política de las mujeres”. Fotos: AGN / Archivo INIHEP-Museo Evita.
Agradecimiento: María Eugenia Álvarez, Beatriz Baliñas, Laura Macek, Damián Cipolla, Ana Laura Martin del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón-Museo Evita.
El color morado
La celebración se fue ampliando progresivamente a más países. Rusia adoptó el Día de la Mujer tras la Revolución comunista de 1917. Le siguieron muchos países. En China se conmemora desde 1922, mientras que en España se celebró por primera vez en 1936.
El color morado es el color representativo del Día de la Mujer, y el que adoptan las mujeres o los edificios como signo de la reivindicación. Fue el color que en 1908 utilizaban las sufragistas inglesas. En los 60 y los 70 las mujeres socialistas escogieron este color como símbolo de la lucha feminista y posteriormente se le asoció a la jornada que se celebra cada 8 de marzo.