Chicos lindos y malos

 

 

Chicos malos comienza con 7 chicos lindos ¿lindos? apelmazados, uno encima del otro formando una pelota. Después el cuerpo de cuerpos se desarma. Los cuerpos esparcidos como un charco. En relieve. Abrazados. Otra vez mezclados e integrados como si fuesen uno. Irresistibles. Imposible no preguntarse por qué gritan hasta incomodar al espectador; al principio. O preguntarse por el concepto de hombre-macho- chico lindo.

La obra se desenrolla con imágenes, situaciones a modo de video clip, hasta que la pregunta central toma otros matices, estructurando la obra.  Cuando los chicos lindos dejan de gritar y se calman, se muestran como personas. La pregunta se resignifica, y la obra parece un biodrama, donde Ezequiel (Baquero) cuenta que es hijo de un taxista y de una ama de casa, confiesa que no le gustan sus pies, que le da vergüenza la mancha que de su garganta y que de chico lo cargaban diciéndole que se había tragado una cucaracha. La platea se relaja, se ríe y empiezan a procesar la información que cae del escenario. La obnubilación por los cuerpos cede, permitiendo ver el interior de las personas que habitan los cuerpos aniñados, fuertes, sensuales y sobre todo viriles. Al escucharlos hablar cae la idealización de la imagen perfecta, y unx entiende que la perfección no existe, que los complejos e inseguridades se apropian de todxs, como una característica humana, donde el lenguaje se apropia para construirnos y moldearnos.

En un espacio minimalista, donde los cuerpos de los chicos ocupan la escena, e iluminan al espectador a través de escenas veloces y posmodernas, también desencadenan cuestionamientos. La belleza, ahora, se convierte en una herramienta para pensar. Lo binario, lo masculino- femenino queda de lado. Los cuerpos, ahora, no están vacíos, son personas que con gestos pop se acercan al espectador. José (Zapiola) se mete la mano en el short y después huele sus dedos. El placer del autoerotismo le gana al narcisismo y la luz  del reflector pasa por los espectadores.

En un marco experimental, con ecos de Pornografía emocional y Disco, de Muscari, como heredera de una estética que sale de los marcos estándares sin protagonistas, ni historia, donde los cuerpos hablan y la fragmentación visual como un pastiche camp posmoderno se completa con canciones de Leo García.

Pero hay unx que no encaja, que no habla, y queda afuera; es el que no tiene el cuerpo como el de los demás. Pero el cuerpo no heteronormatizado también habla, y ese que quedar afuera dice más de lo que quiere decir.

El director Gabriel Gavila (Fundador de la Cía. Teatral Improvisa2, nominado a los premios Estrella de mar, realizó publicidades para todo el mundo, dirigió Teatro Expuesto femenino) cuenta al Soy sobre su experimento teatral. “Es un proyecto alternativo, distinto, antojadizo. Es mi visión del amor, del dolor y del teatro. Es una investigación sobre la masculinidad y la construcción del hombre. Hice una investigación profunda y con todo el material que capturé armé la dramaturgia de este experimento que cambia semana a semana; no hay dos funciones iguales. Siempre les propongo a los actores probar cosas nuevas, saco textos, agrego, muevo, corrijo, la performance está mutando constantemente y eso la mantiene viva. Quiero que quien la vea se sienta movilizado, es un espectáculo de impacto, es un video clip teatral”.

La puesta en acto critica la militarización de los cuerpos poniendo en cuestión el estereotipo de la masculinidad, a la vez que lo resalta y lo enaltece.

 

Chicos malos

Experimento Teatral Concebido y Dirigido por Gabriel Gavila

Un proyecto alternativo, distinto, antojadizo.
Es una investigación sobre la masculinidad y la construcción del hombre.

El universo de la seducción y la sexualidad en contraposición a la vida de cada uno de nosotros. El ensayo de un espectáculo con pretensiones de ser un gran show pero que queda a mitad de camino por la rebeldía de uno de sus integrantes, quien frustrado y paralizado por la languidez posmoderna, sumerge a todos en la búsqueda de la verdad y la originalidad. «Chicos malos» no tiene historia, pero sí elementos «reales» para exponer verdades. Teatro vivo, roto y punk.

Actúan:

Gerónimo CampeseLucas DestasioRodolfo García WernerAxel HahnEmanuel MartínezJuan Felipe PelaezMatías Iván RodríguezJavier Roldan

Viernes 21.30 La Sodería Espacio artístico fabril, Vidal 2549 Belgrano, CABA
Reservas: chicosmalosteatro@gmail.com o por MD
Últimas funciones.
 

 

 

 

 

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