CARTA A MI HERMANA

Deconstruir una sociedad machista va a llevar años pero comenzamos el camino. Nos visibilizamos, hacemos ruido, hablamos, nos ven, nos oyen.

Ya no permitimos que digan «hallaron muerta a una mujer», ahora gritamos «la mataron», porque nos matan. Nos violentan, nos tratan de locas, nos ridiculizan pero aún estamos, de pie, unidas, sororas.

Muchas han quedado en el camino y seguirán quedando pero no será en vano. Porque, como dijo Galeano, el hombre le tiene miedo a la mujer sin miedo.

Además de la violencia física y psicológica hay cuestiones que tenemos que seguir revisando. No cobramos el mismo salario que el hombre, no tenemos acceso a los mismos puestos laborales. Porque además de trabajar tenemos la tarea de cuidado de nuestres hijes. Si hermana, vos te ocupas de llevarlos a la escuela, de ver que tenga la ropa preparada, de encargarte quien le cuide cuando estás trabajando, de sentarte a hacer la tarea. Porque el hombre no está en todo el día. Seguramente también te encargues de pagar impuestos, de buscar precios, de volverte loca con las cuentas. No, los números no dan.

Quizás en el mejor de los casos, como en el mío, tengas a tu lado un compañero que no te deja sola, que te entiende, te respeta y comprende que es todo de a dos. Pero ¿sabes qué? Ni siquiera el sistema está armado para que eso pase. Él tiene horarios más completos y más tiempo fuera de casa. No tiene licencia de paternidad el mismo tiempo que vos para compartir la crianza.

Tenemos dos luchas, enfrentar el machismo en su violencia feroz y adaptar un sistema regido bajo mandatos y normas patriarcales. Que de trabajo tenemos hermana.

Pero ya no estamos solas, somos muchas, hay mucha lucha y trabajo. Y muchos hombres con conciencia de igualdad nos acompañan.  No aflojes hermana, lo que te pasa a vos a mí también. Sororas.

Tu hermana Marina Cruz.

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