ASESINARON DE 4 PUÑALADAS A ROBERTA, MIGRANTE TRANS

3/2/2020

ASESINARON DE 4 PUÑALADAS A ROBERTA, MIGRANTE TRANS

Roberta tenía 45 años y había migrado de Perú buscando una vida mejor. La asesinaron esta madrugada, en una esquina de La Plata. Desde @OTRANSArgentina Convocan a una marcha el lunes 3 a las 11:30 hs.

En la madrugada del sábado, Roberta, una mujer trans peruana, fue asesinada de cuatro puñaladas en 1 y 62, una esquina de La Plata, provincia de Buenos Aires, donde paran las chicas en situación de prostitución. Roberta tenía 45 años y era una sobreviviente de un colectivo que tiene como esperanza de vida los 35. Después del ataque, sus compañeras la llevaron al Hospital San Martín, donde falleció horas después. La causa está a cargo del fiscal de turno Juan Cruz Condomi Alcorta, titular de la UFI 16, donde se investiga para dar con el autor del hecho y la posible participación de un cómplice. Ya se pidió el registro de las cámaras de seguridad de la zona y se pudo identificar a un vehículo Chevrolet Corsa blanco en el lugar. De acuerdo a testigxs consultados por la agencia Sudaka, dos hombres estuvieron rondando y molestando a las chicas y preguntando por Roberta. Desde OTRANS Argentina están convocando a una movilización para este lunes 3 de febrero a las 11:30hs en 1 y 62. Claudia Vásquez Haro, presidenta de la organización dijo: “Venimos denunciando de manera sistemática cómo se aniquila a las personas trans y travestis por no ser un destino posible, para un sector de la sociedad. Necesitamos políticas públicas concretas para revertir este tipo de violencia que terminan con la vida de las compañeras trans. Al mismo tiempo, queremos poder tener derecho al duelo; porque cuando muere cualquier ciudadano o ciudadana común la sociedad se enluta, todo el mundo siente lástima, siente pena, se acongoja. Sin embargo aún nosotras no hemos podido estar como dice Marlene Wayar y Susy Shock en la agenda emocional de nuestro país. Necesitamos que la sociedad también luche por nuestras muertes”.

Por Alma Fernández

Fotos: Luli Leiras

Una vez más,  se realizó la Marcha contra los travesticidios y transfemicidios en el 34 Encuentro Plurinacional de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries.  El encuentro de La Plata está siendo el más grande de la historia – la comisión organizadora calcula más de 200 mil personas- y la marcha de esta tarde tuvo una dimensión histórica. Unas 15 cuadras marchando durante tres horas. La bandera de Plurinacional, junto a distintas referentes como Marlene Wayar, Claudia Vasquez Haro, Florencia Guimaraes, Casandra Sandoval, Say Sacayán y Violeta Alegre,  encabezó nuestro movimiento y detrás fueron columnas como las de Infancias Libres y demás agrupaciones que batallan nuestras identidades y corporalidades.

Hace cuatro años que soñamos con que se nos escuche y se nos acompañe. Y hoy esta marcha me llena de orgullo: en la primera éramos diez personas y hoy éramos miles.

Pienso que lo personal es político y lo plurinacional trava, negro, pobre, ilegal, sucio, ignorante, figureti, mapuche, trosko, k, peroncho, diaguita, matanzero, conurbano, niñe, narcomenudeante, analfabeto, decadente, multicolor y marrón. Una parte de mis hermanas dice que la prostitución es un trabajo, a lo que yo diré que justamente en  el ejercicio de  la  prostitución  se dan la mayoría de los travesticidios.  Es un sistema opresor de nosotras mismas y de nuestras historias y formas de amar. Mata a sangre fría el deseo de sentir placer, consumado, eróticamente acordado entre dos. 

Travesticidio social

De la misma forma, cuando hablamos de travesticidio social el opresor es el Estado, que abandonó históricamente, que penetró y lastimó sin preguntar, con o sin vaselina, una y otra vez, al cuerpo travesti. Llamamos travesticidio a todo crimen de odio agravado por la identidad de género. La prostitución es el corazón (léase problema de raíz) de este cuerpo travesti que es el travesticidio. Me atrevo a decirlo intentando generar la conciencia que no supimos tener muchas veces cuando nos pusimos silicona o abortamos clandestinamente muches de nosotres. Lo digo abrazando las calles y las luchas de muchas de las compañeras que nos siguen y nos aman. Lo digo porque no me sale llorar a la hora de mirar este genocidio trans.

“Basta de Travesticidios y Transfemicidios” es un grito en contra de todas la violencias.  Es una acción pobre y sudaca contra las violencias que sufren todas las personas en el mundo y en la sociedad.  La astucia travesti supo encauzar esta consigna para abrazar a todas las luchas al punto de volverlas una sola causa. Pensar en el recorrido que hizo en su momento la “Marcha Nacional Basta de Travesticidios” y en el recorrido que de ahora en más va a seguir haciendo la “Marcha Plurinacional Basta de Travesticidios y Transfemicidios” me llena de orgullo. Muchas veces fui la voz de esos reclamos queriendo que se escuche y que se luche.

La marcha en los Encuentros

Desde aquel Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario de 2016 decidimos juntarnos después del taller trans. Habiendo hecho ese mismo año la primera marcha el 28 de junio en Ciudad de Buenos Aires, necesitábamos seguir llorando, pidiendo justicia, llevando las banderas  de Lohana Berkins y Diana Sacayán. Seduciendo a este hermoso feminismo que nos ayudó a ganar las calles rosarinas que tanto amamos. Y lo hicimos huérfanas y con dolor, con el Paraná de testigo y la bandera como símbolo resignificado de la tan ansiada ciudadanía travesti y trans.  Llegó Chaco en el 2017 y lo hicimos como siempre lo veníamos haciendo y como siempre lo hicimos, sin pedir permiso. Sabiendo que ustedes compañeras nos iban a acompañar. Gracias por eso.

Las marchas se siguieron sucediendo e incrementando masivamente en la Ciudad de Buenos Aires. El hecho de que la justicia de este país por primera vez nombre el asesinato de una dirigente travesti como lo fue Diana Sacayán con la figura de travesticidio nos dio fuerzas, ganas y empuje. A mí me dio orgullo saber que la historia del colectivo travesti trans en nuestro país se seguía escribiendo. Y me tenía como una de las protagonistas. ¿Será que las pobres, las nadies, las que no entramos en las fotos de la diversidad, las que no nos invitan a sentarnos en esa mesa política bastante chica pero con un montón de dinero en nuestro nombre, con un megáfono y con el dolor de la perdida de una de las nuestras vinimos a hacer una diferencia? Nunca lo sabré.

El grito de lo Plurinacional

Llegó Trelew -2018-, el viento sur recibía y abrazaba a las travas con fuerza. La consigna era parte del cronograma oficial por primera vez en la historia de los encuentros.  Más de 20 cuadras de mujeres empoderadas marchaban por las travas pidiendo que dejen de matarlas. Escuchar el eco a lo largo y ancho de aquella tarde que decía “Señor, señora, no sea indiferente, se matan las travestis en la cara de la gente”. Con el viento y con Higui abrazándonos entre la gente. Recuerdos que jamás me van a hacer olvidar ni arrancar de este corazón trava. De repente suena un grito de reclamo e indignación hacia la comisión organizadora de ese año. Ese grito decía: “nos queremos plurinacional”. Ese grito se quiso callar en el desarrollo del Encuentro de ese año, pero al final la indignación se hizo escuchar. Todas en Facebook nos queríamos plurinacional.

Fue en ese escenario del acto de cierre que fui embestida por el newen (la fuerza mapuche).  Como travesti sentí muchas veces el dolor de la exclusión. Por eso, junto a Claudia Vásquez Haro hicimos subir a las compañeras originarias al escenario donde no las dejaban hablar.  Fuimos las travas empoderadas las que entendimos ese dolor e indignación. Se me caen las lágrimas al escribir esto y recordar a esas compañeras que corrían al lado del colectivo cuando me volvía, saludándome, agitando sus pañuelos, tirando besos, diciéndome gracias, con los cerros detrás como  testigos.

36 naciones originarias

Los días pasaron, la espuma del encuentro nacional de Trelew empezó a bajar. Yo empecé a investigar qué es ser plurinacional. Al tiempo descubrí que este país tiene 36 naciones  originarias que no entran en esto que llamamos Estado-Nación. Como el travestismo que no encaja en el binarismo. Como el apellido de mi abuelo que por ser analfabeto  y tener que trabajar en lo rural como única opción para alguien que no sabe leer,  ni escribir, el que lo empleó para que pudiera ser registrado en un marco legal le borro su apellido poniéndole el suyo, que era Fernández, y lo mandó a cosechar limón en los cerros de las fincas que tenía en Amaicha del Valle.  Cuando descubrí que eso había pasado con mi apellido -que seguramente debe ser originario- volví a sentir la misma indignación que sentí detrás de ese escenario del acto de cierre en Trelew.

Llegó la marcha de este año por los Travesticidios y Transfemicidios en CABA  y no lo dudé. Fui a la Comisión Organizadora con la propuesta contundente: hay que cambiar el nombre. Por consenso colectivo se cambió el nombre de Nacional a Plurinacional. Sentía que teníamos que estar a la altura y responder con claridad travesti a un sistema que al igual que a las los pueblos originarios, las afros y las migrantes nos expulsa todo el tiempo.  La marcha fue un éxito en la Ciudad de Buenos Aires este año. Gracias a la garra trava y la furia que le pusieron compañeras como Ivana Gutiérrez, Violeta Alegre, Lara Bertolini, Alba Rueda, Marcela Mainero, Luli Fernández, Sabrina Segovia, Jem Rodríguez, Daniela ruiz, Zoe Rodríguez, Mahia Moyano, Lucía Fuster, Yessi León, Jennifer Gabriela Aranda, Gaby Puga, Say Sacayán y un montón de compas trans y no trans que se sumaron.  Entiendo que de aquí en más nos queremos plurinacional.

Desde la pieza de un hotel

Los recuerdos están frescos mientras escribo. Vivo en una pieza de hotel que a veces no puedo pagar porque no llego a fin de mes y me tengo que escapar. Ahí es cuando el travesticidio social me parte en dos. Es ahí donde el travesticidio me vuelve ilegal y delincuente. Y no estoy escribiendo acerca del azar y la buena suerte.

Quiero terminar esto escribiendo y nombrando a las que siempre están, como mi amiga Florencia Guimaraes, Marlene Wayar y la tía Susy Shock. Quiero terminar este escrito diciendo que este sábado la Marcha Plurinacional Basta de Travesticidios y Transfecidios llegó a La Plata. Recordar desde aquí a las sesenta compañeras travestis y trans muertas  en lo que va de 2019. Y las más de 80 muertas por el abandono histórico del gobierno de Mauricio Macri en 2018. Todo mi repudio a las políticas de hambre de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires que condenan y agravan más y más  el empobrecimiento histórico de todas las nuestras. Escribo para que la justicia escuche el grito que vienen haciendo sentir desde Tucumán todas y todos los que piden justicia por Cyntia Moreira. Que algún día podamos tener un trabajo real en lo publicó y lo privado. Que el aborto sea legal como el Encuentro Nacional de Mujeres sea Plurinacional. Plurinacionalmente trava.  Furia travesti.

Por Rosario Marina

Foto: Ariel Gutraich

En el 2019 la violencia contra el colectivo LGBTIQ+ en Argentina aumentó tanto en asesinatos como en ataques y agresiones callejeras, violencia institucional y discriminación en distintos puntos del país. Sólo hasta junio ya se habían registrado 68 crímenes de odio. Esto es, un ataque cada 68 horas según datos parciales (hasta el 30 de junio) del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT creado por la Defensoría LGBT del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en articulación con la Federación Argentina LGBT y la Defensoría del Pueblo de la Nación.

En los crímenes de odio, la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas son utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de derechos y la violencia. “Son actos voluntario conscientes, generalmente realizados con saña, que incluyen, pero no se limitan, a violaciones del derecho a la dignidad, a la no discriminación, a la igualdad, a la integridad, a la libertad personal y a la vida”, según indica el informe del Observatorio. 

Sólo de lo publicado por Presentes, se registraron 10 asesinatos, 22 ataques y agresiones callejeras y 17 casos de discriminación y violencia institucional. 

Las muertes trans

La violencia a la comunidad LGBT está particularmente dirigida hacia las mujeres trans, explica el Observatorio: “Es en las mujeres trans en quienes se manifiesta con especial odio, saña y de manera más brutal la discriminación en su máxima expresión”. 

Según el informe del Archivo de Memoria Trans realizado junto a la Hermana Mónica Astorga, monja de clausura de Neuquén, 72 mujeres trans murieron en el país durante el 2019. El promedio de edad de las fallecidas es de 40 años. Respecto del registro de 2018 hay mucha más precisión en los datos, sobre todo en la edad. Sólo de una no se sabe cuántos años tenía. Esos datos se registran a través de las redes sociales y de las redes de trans que avisan si alguna amiga o compañera falleció, cómo y dónde.

Sobre las causas, el 80% murieron por enfermedades, en algunos casos curables, y el 12% fueron asesinadas. Son muy pocas provincias donde no hubo trans fallecidas este año: en 17 de las 23 provincias argentinas hay registros. El 35% murieron en la provincia de Buenos Aires, el 18% en Salta y Jujuy, y el 8% en Ciudad de Buenos Aires. 

“El acceso a la salud es una muerte sistemática empujada por el Estado mismo. Al no tener posibilidad de tener una vida mejor estás predispuesta a todo esto, a contagiarte,  enfermarte, que te agarre una neumonía. El Estado pasa a ser culpable de todo esto”, dijo a Presentes Nazarena Fleitas, de ATTTA (Asociación Travestis Transexuales Transgéneros de Argentina). 

En esto coincide el informe del Observatorio de Crímenes de Odio. Ahí se indica que sólo el primer semestre de 2019 “hubo 6 asesinatos perpetrados hacia la diversidad sexual y 13 muertes por abandono y/o ausencia estatal. Los 19 casos de lesión al derecho a la vida fueron dirigidos a mujeres trans exclusivamente”. 

Asesinatos

En las primeras horas del 24 de enero de 2019, en la ciudad de Paraná (Entre Ríos) se confirmó la muerte de Jésica Benavídez, una mujer trans de 33 años que sobrevivía a cuentagotas como trabajadora sexual y vivía en situación de extrema pobreza. Sus compañeras la llamaban “La Nicky”. 

Tres días después, Antonella Mirna Di Marzo, una joven trans de 30 años, falleció en la madrugada como resultado de un brutal ataque de odio, después de pasar tres meses en coma. Estaba inconsciente, en terapia intensiva desde el 21 de octubre, cuando fue atacada por un hombre a la salida del boliche Caribe, en General Güemes (a 50 kilómetros de la ciudad de Salta).

El domingo 3 de febrero, una vecina que caminaba por la calle dio el alerta: el cuerpo de una joven travesti asesinada yacía en el cruce de avenida Monseñor Bufano y Arribeños, Camino de Cintura, a la altura de Los Pinos (La Matanza, provincia de Buenos Aires). Tenía un tiro en la cadera y a su alrededor había varias vainas servidas, calibre 9mm. Era Laly Heredia Escobar, una limeña de 36 años que había llegado a Argentina a los 26.

Laly Heredia

Yaritza Angélica Millones López había nacido el 6 de diciembre de 1991 en Perú y vivía en Argentina desde hacía tres años. Vivía en un departamento sobre la calle Alsina al 2500, una zona céntrica de la Ciudad de Buenos Aires. Hacía unos días que no atendía el teléfono, por eso sus amigas hicieron la denuncia. El domingo 28 de abril cuando policías de la División Homicidios abrieron la puerta del departamento encontraron a Yaritza. Había sido asesinada. 

Yaritza Angélica Millones López

Gala Estefanía Perea, una joven trans de la localidad tucumana de Famaillá, fue encontrada sin vida en la casa de su pareja, Víctor Ezequiel Natalio Martínez, en la ciudad de Lules. Gala tenía 19 años. “Era una relación violenta pero ella estaba muy enamorada y lo cubría”, dijo a Presentes la psicóloga Verónica Figueroa de la Secretaría de Género, Violencia y Mujer dependiente de la municipalidad famaillense.

Gala Estefanía Perea

La noche del jueves 4 de julio, a los 61 años, Marcelo Giudici fue encontrado sin vida dentro de su salón, en el centro de Rosario, al sur de la provincia de Santa Fe. Era un reconocido estilista de Rosario, formador de peluqueros, activista LGTB, y artista reconocido con su personaje de “La Faraona” en shows de transformismo. Marcelo estaba ensangrentado, atado con cables de pies y manos. La autopsia dio cuenta de un importante golpe en la cabeza y de que fue asfixiado.

Días después, a 186 km, Lucía Barrera, una trans de 37 años, activista del colectivo LGBTIQ+ en Paraná, provincia de Entre Ríos, fue hallada sin vida en el interior de su casa en esta ciudad. Tenía muchas heridas de arma blanca.

El video en blanco y negro que capta la muerte de La Chicho Chirinos, una trans de 49 años, es de una casa de sepelios. El asesino, Tomás Cerletti, ataca por la espalda, patea, vuelve a apuñalar. La saña se siente en una filmación sin sonido. La Chicho cae al suelo, pero Cerletti le sigue clavando el cuchillo varias veces más. Hasta que la deja tirada y se va. El crimen fue el sábado 26 de octubre a la madrugada en la zona de la terminal de micros de La Plata, en plena vereda, sin ninguna intención de esconderse. 

La Chicho

Gisela Corvalán era una trans de 47 años que cuidaba enfermos y personas mayores, y unx de lxs 86 habitantes de Los Miranda, un pueblo de Santiago del Estero. Fue apuñalada en su casa el 19 de agosto de 2019. Pasó 12 horas desangrándose y casi tres meses hospitalizada. El 13 de noviembre falleció en el hospital Ramón Carrillo de Santiago del Estero.

Gisela Corvalán

El primer domingo de diciembre, a Pablo Fullana Borsato, arquitecto, militante de la diversidad sexual y artista que llevaba a cabo el proyecto Museo a Cielo Abierto, lo mataron en la localidad bonaerense de Colón. Lo encontraron en su casa, con los pantalones bajos y con varias puñaladas en el cuerpo. El único sospechoso del caso es un joven de 19 años, a quien fuentes del colectivo LGBT Colón, organización de la cual Pablo formaba parte, identificaron como Leonel Facio.

Pablo Fullana

Ataques y agresiones callejeras

Pablo Dell’Oso (24) estaba bailando el sábado 5 de enero con sus amigos en el boliche Nabisco de Villa Rumipal (Córdoba), cuando se cruzó con tres chicos que los miraban.

Ese sería sólo el comienzo de un mes con múltiples ataques en todo el país. 

A pocas horas de que finalizara la 11va edición del Festival de la Diversidad de El Bolsón (Río Negro) un grupo de jóvenes gays y lesbianas fue insultado, golpeado y finalmente expulsado con gas pimienta en el boliche Absentha. Varixs terminaron en el hospital, donde en principio se les negó la atención médica. Una de las personas atacadas fue Cristian Godoy, quien cubrió el Festival para Presentes.

El martes 8 de enero la activista travesti Lara María Bertolini fue agredida en Parque Lezama, centro de la Ciudad de Buenos Aires, por un varón joven que la insultó mientras ella paseaba a su perro y después, desde atrás, le tiró una botella que le abrió la cabeza.

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Ese mismo día, alrededor de la 1 de la madrugada, Franco Ramírez (25) volvía a su casa caminando por el paseo costanero del Club Regatas de Resistencia, capital de la provincia de Chaco. Lo golpearon hasta dejarlo casi inconsciente y aún tiene una herida interna en el ojo, además de los 4 puntos de sutura externa.

El sábado 19 de enero Billy Molina había ido con amigas a una chaya en el club Tiro Federal de la ciudad de Chamical, en la provincia de La Rioja. La fiesta terminaba, el lugar empezaba a desalojarse, y mientras ella esperaba a sus amigas para salir, un hombre se le acercó. Sin mediar palabra, la agarró del brazo, la sacó del lugar a la fuerza y la golpeó. Luego huyó en una moto de la policía local. El agresor, luego se supo, es un policía: Claudio Herrera Luna, segundo de la Comisaría de la Mujer, el Niño y la Familia de la ciudad de Chamical.

El mismo sábado a las 2 y media de la madrugada, Brian David De los Santos (24) y Leonardo Vargas (21) fueron víctimas de un ataque homofóbico, luego de salir de un bar céntrico de Capilla del Monte (provincia de Córdoba).

El miércoles 30 de enero Juan Zelaya (35) fue internado en el hospital Padilla de la capital tucumana tras haber sido atacado por su vecino Dante Daniel Vanucci. “Fue un ataque de odio. Es pura homofobia”, dijo su tía. El atacante fue detenido el domingo 3 de febrero.

Juan Solá es un escritor conocido y referente LGBT+ del mundo de las letras. El domingo 3 de febrero a la madrugada estaba en un boliche de la ciudad de Mendoza con su amiga Maru Leone y fue agredido por empleados de seguridad, que lo encerraron en un cuarto del lugar durante una hora y lo golpearon mientras lo insultaban: “Te vamos a hacer cagar por puto”.

El 1 de mayo, cuando volvía de su casa en San Miguel de Tucumán, Lucas Mathias Gargiulo, un joven trans de 24 años, fue atacado, asaltado y violado. En la comisaría no quisieron tomarle la denuncia por violación. 

En Salta, un policía golpeó a una joven trans de 23 años y la dejó con contusiones y una herida cortante en la cabeza. El ataque fue el miércoles 17 de abril, alrededor de las 13.30, en las inmediaciones del turístico Mercado Artesanal.

A Yesica Freytes le pegaron con un fierro en la cabeza al grito de “lesbiana puta”. Fue el martes 5 de mayo en la casa de su madre, en Villa Ballester, provincia de Buenos Aires.

En la madrugada del sábado 15 de juniola activista trans Yhajaira Falcon fue atacada por tres varones jóvenes en el barrio de Chacarita, a dos cuadras de su casa.

El jueves 11 de julio David Palomino estaba usando el baño del local de McDonald´s de la esquina de la Avenida 9 de Julio y Corrientes en la Ciudad de Buenos Aires cuando un empleado de seguridad de la empresa lo comenzó a agredir. “Puto sucio”, le gritó para luego golpearlo y arrastrarlo a la salida. 

Días después, el viernes 19 de julio una pareja de lesbianas fue atacada por un hombre mientras esperaban el colectivo en la ciudad de Berisso (provincia de Buenos Aires). “Ya que estás, vestite de varón”, le dijo el agresor, que estaba con su esposa e hijos. Acto seguido, escupió a una de ellas y le dio dos piñas. 

Angeline es una joven trans jamaiquina solicitante de refugio. Escapó de uno de los países más homofóbicos del mundo y llegó a Ciudad de Buenos Aires, donde alquiló una habitación en Villa Soldati. El sábado 29 de junio, cuando se iba a encontrar con un amigo, un grupo de hombres la persiguió y le cortó tres dedos que todavía, cada noche, la hacen llorar de dolor.

En agosto, por segunda vez en el año, Yhajaira Falcón fue víctima de un ataque transodiante en el barrio de Chacarita, en la Ciudad de Buenos Aires. El domingo 18 cerca de medianoche, el mismo policía que la había agredido en junio, la atacó y le robó dinero cuando regresaba de comprar algo en un kiosco cerca de su casa. 

Ese mismo mes, el domingo 25 por la madrugada, a Xoaquín López (29) lo golpearon. Fue en la zona de San Francisco Solano, Quilmes, provincia de Buenos Aires. Le pegaron por homoodio. Mientras dos mujeres observaban y un hombre le pegaba, le decían todo tipo de insultos, pero en especial: “Esto te pasa por puto”. No es la primera vez que esos agresores atacan a Xoaquín. 

El sábado 31 de agosto, a las cuatro de la mañana, a Reyvis Henrríquez (25 años) le pegaron una patada en la cara. Caminaba de la mano con Luis, su pareja, por Almagro, Ciudad de Buenos Aires, cuando se dio cuenta que estaban siendo perseguidos por un grupo de siete varones. Los siguieron hasta la esquina de Av. Córdoba y Bulnes, en donde los insultaron y golpearon. En diálogo con Presentes, Rey relató: “Después de darme una patada en la cara, se rieron de nosotros y empezamos a correr. Si hubieran querido robarnos, lo podrían haber hecho. No lo hicieron porque solo querían hacernos daño”.

Mauro Grosso (37 años) también fue víctima de un ataque homo-odiante en Capital Federal. Fue en la madrugada del sábado 14 de septiembre, en la zona de Congreso. Pasadas las cuatro de la mañana, dejó el local donde se realizaba una fiesta LGBT+ cuando al dar vuelta por la esquina en la calle Sarandí lo atacaron. “No llegué a ver cuántos eran, dos me agarraron de atrás y un posible tercero es el que más me pegaba. Yo empecé a gritar y el que me tenía de atrás me cargaba diciendo ‘ay mirá el putito como grita’. Eso me paralizó”, contó Mauro a Presentes.

Menos de un mes después, en la misma ciudad, en el barrio porteño de Villa Crespo, el activista y periodista Imanol Subiela, de 24 años, fue otra víctima más de un ataque homoodiante. “Trolo de mierda, esta vez ganaste a los putos hay que matarlos a todos”, le dijo su agresor cuando Subiela pudo escapar. 

El sábado 26 de octubre por la tarde en la ciudad de Salta dos hombres y tres mujeres atacaron a dos mujeres trans que estaban almorzando. A una de ellas le provocaron lesiones serias en la boca. Más tarde, cuando las víctimas fueron a radicar la denuncia en la comisaría, la Policía en principio se negó a tomarla. Recién accedió a registrarla cuando llegó hasta ahí la directora del Observatorio de Violencia contra las Mujeres (OVcM) y activista de Mujeres Trans Argentina, Pía Ceballos.

El domingo 8 de diciembre por la mañana Marisol Nuñez, una mujer trans de 66 años, fue encontrada al costado de la autopista Santa Fe-Rosario, a la vera del río. Marisol iba por avenida Blas Parera hacia el cementerio cuando paró a comprar flores para llevar a las tumbas de sus familiares. Caminó una cuadra más y vio cómo un auto blanco paraba al lado de ella. Del vehículo bajaron dos hombres y la subieron a la fuerza. La bajaron en un descampado a la vera del río Salado, ahí quisieron forzarla a que les practique sexo oral.

Ella peleó como pudo y logró zafarse pero la única salida que encontró fue tirarse al río. El agua la revolcó y la golpeó contra la costa hasta que pudo juntar fuerzas para sostenerse a la altura del terraplén de la autopista Santa Fe-Rosario. Pero ya no tenía más aire y se desvaneció. Fue entonces cuando un hombre que pasaba en bicicleta la vio y llamó a la policía creyendo que estaba muerta. Pero cuando llegaron y constataron que todavía respiraba. 

Author: Agencia Presentes

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